Soy maestra de Primaria, trabajo con niños/as de 6 y 7 años. Haber pasado por un proceso de Supervisión y más tarde formarme como Supervisora me ha permitido afrontar mi trabajo con una perspectiva nueva.
Durante años mi manera de abordar la disciplina se correspondía, aunque yo me contará otra cosa, con la que recibí de mis mayores: vigilar, avisar, reñir y castigar; dar consignas, echar sermones, repetir una y otra vez lo que no hay que hacer y lo que sí hay que hacer.
Decidí “robar” al horario media hora semanal para dedicarla a la resolución de conflictos utilizando herramientas aprendidas y experimentadas en la Supervisión.
Me di cuenta de que a los niños/as les gusta reflexionar, comprender lo que les pasa a otros y saben expresar lo qué sienten.
Empezamos a tratar “casos” – ¡Tengo un caso!
Hoy está implicado Ángel: Un mayor le “ha mandado” que escupa a su compañero de clase. Primero indagamos en los hechos: Preguntamos para entender bien lo ocurrido, a veces lo representamos utilizando a otros compañeros como “actores”.
Reflexionamos sobre las intenciones: ¿Para qué lo hace? Hablamos de emociones y sentimientos. ¿Qué ha sentido? El miedo de Ángel al mayor y su deseo de congraciarse con él es lo que asoma. Entendemos.
¿Qué me pasa a mí cuando alguien más fuerte me pide que haga cosas…? Este es el TEMA y nos afecta a todas/os.
Hemos tratado “casos” variados:
- El de “La maestra nos hizo reír con un despiste de Hicham, que lloró”. ¿Qué me pasa cuando creo que los demás se ríen de mí?
- El eterno caso de “No me deja jugar”. ¿Qué me pasa cuando me enfado con mi amiga?
- El de “Primero pego no me vaya a pegar, que se lo he visto en la cara”. ¿Qué me pasa cuando creo que me quieren fastidiar?
No sólo casos. ¡Algunas semanas no los había…!. He experimentado que actividades que suponen “ponerse de acuerdo” son una oportunidad para comunicarse: escuchar, expresar deseos, aceptar otros argumentos… Les emociona, les divierte y les pone en un
brete.
Me gusta el camino emprendido. Aprendo mucho. Enfrento este curso con ilusión, también con esta parte del trabajo que antes de conocer la Supervisión me desazonaba: impotencia, tedio y mal humor ante los problemas de los niños, siempre con las mismas cuitas.
En los colegios tenemos Programas y Planes de Convivencia, Comisiones, Reglamentos… Estamos involucrados en la crisis de valores: ¡Educar en Valores!, las editoriales se aprestan a sacar fichas, cuadernillos y libros. Celebramos el día de la Constitución, de la Paz, de la No Violencia de Género: lanzamos palomas y globos al cielo, cantamos canciones, recitamos poesías, escribimos deseos de buena voluntad…
Y, sin entrar a debatir la bondad o no de estas actividades, que nos permiten creer que hacemos “algo”, la realidad es que los niños/as siguen necesitando resolver sus conflictos.
Ma Ángeles Guinea Magaña. Maestra de Primaria en activo, Supervisora y Coach.
FRASE
“Una onza de acción vale más que una tonelada de teoría”
Friedrich Engels
LECTURA RECOMENDADA
(Para leer en familia)
CEBRAS Y CEBRAS
Miguel Nisnovich
Ediciones del Eclipse
Con un lenguaje poético y un argumento imaginativo se recurre a la sociedad de las cebras para abordar los temas universales que afectan al individuo en relación con el grupo: la falta de autoestima, la necesidad de sentirse integrado, la relatividad de los puntos de vista… En armonía con el texto, las originales ilustraciones hacen abstracción del paisaje, reducido a la esencia del color, y juegan con las posibilidades estéticas de las protagonistas.